POSICIÓN DE LA FACULTAD DE MEDICINA ACERCA DEL ABORTO

 
 

Estimado colega:
Siento en esta mañana que debo comunicarme con usted, a los fines de ofrecerle alguna explicación adicional acerca de la cuestión del aborto en relación con esta Facultad; se lo relato brevemente:
Hace unos meses diversas organizaciones de la sociedad argentina, comenzaron a debatir sobre la despenalización del aborto; entre ellas, la UBA y su Facultad de Medicina, la Academia Nacional de Medicina y AFACIMERA entre otros actores de peso social, con resultados más bien diversos. Asimismo, entre nosotros hubo un incipiente debate (Consejo de Maestros, Comité de Profesores Titulares) que no llegó a fructificar, absorbido por la fuerte presión que ejerce la labor académica cotidiana. En este contexto, los medios masivos de comunicación del país informaban que el tema tomaba estado parlamentario en el Congreso de la Nación; esto último, actuando como catalizador del proceso me indujo a concluir: he aquí una situación compleja a afrontar y me pregunté:

¿Debe esta Facultad permanecer en silencio?; por mi parte tengo la plena convicción que una Universidad Pública tiene el deber de involucrarse en los grandes temas que hacen al conjunto de la sociedad argentina; no hacerlo implica –para mí- una posición casi equivalente a desertar de una de sus más altas responsabilidades, ya que ésta se debe a la gente de la cual se nutre moral y materialmente. Y añado, sobre temas que tocan la responsabilidad institucional, considero poco importante que un pronunciamiento sobre un asunto tan escabroso pueda ser juzgado como "políticamente correcto o incorrecto" ya que debe primar un sentido de Responsabilidad Social Universitaria, aún a sabiendas que se trata de un tema que frecuentemente separa en vez de unir (en este caso la posición adoptada probablemente sea impolítica, dado que diversos actores nacionales impulsan cambios en la legislación vigente).
¿Abriremos hoy un debate amplio acerca de una cuestión sobre la cual probablemente haya tantas opiniones y juicios de valor como personas?, consideré que los tiempos no alcanzaban para la apertura –y conclusión- de una discusión amplia y generosa en nuestra comunidad educativa, y resolvimos abordarlo en Consejo Directivo y Gabinete del Decanato. En conclusión, sin margen para un debate que involucre a todos, debimos emitir opinión en concordancia cronológica con el tratamiento del tema por parte de quienes legislan.
Finalmente, ¿en qué sentido debe pronunciarse ésta Casa?; así como juzgué necesaria una toma de posición por las razones arriba señaladas y consideré que un pronunciamiento carecería de eficacia si fuere expresado fuera de tiempo, expusimos la cuestión a consideración de vuestro Honorable Consejo Directivo y sus resultados están a la vista. Agrego que lo de HONORABLE ha quedado para mí claramente demostrado en la experiencia vivida durante el tratamiento de tan controversial cuestión; nunca vi que un Cuerpo Colegiado abordara con tanta delicadeza, seriedad y respeto un asunto sobre el cual, usted tiene el derecho de pensar como juzgue pertinente. Y concluyo, en la sesión de Consejo primó el sentido de deber institucional consensuándose que, una Casa cuyo valor fundamental es la preservación de la vida, no puede sino expresarse en su defensa y decidimos, en forma
unánime, adoptar una posición clara en favor de ella. Paralelamente, en el Gabinete del Decanato se suscitó otro proceso similar, con parecidas consideraciones e idénticos resultados; a lo actuado por ambas autoridades institucionales añado: el texto adoptado quizás no sea el mejor o el que más le guste a usted, más el gesto que implica este pronunciamiento suena claro y fuerte, como corresponde en tan delicado tema.

Estimado colega, lamentaría muchísimo que el pronunciamiento público finalmente adoptado, no representara fielmente lo que Ud. siente y piensa y le ofrezco mis sinceras disculpas por ello. Más allá de ello y del profundo respeto que tengo por sus convicciones y pensamientos, justifico con plena convicción lo actuado en el Decanato a mi cargo y adhiero enfáticamente a lo resuelto por el HCD, ambas autoridades legítimas de esta Facultad de Medicina quienes no sólo nos representan a usted y a mí, sino a esta institución. Finalmente asumo en mi persona, las consecuencias que pudieran derivar del presente pronunciamiento, si éstas fueren negativas.
Le saludo con mi más alta consideración.
Prof. Dr. Mateo Martínez
Decano
Facultad de Medicina UNT




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